jueves, 7 de abril de 2011

Agujetas de color de rosa...


...era el título de una telenovela mejicana de mediados de los noventa en la que, entre enredos de herencias y amoríos variados, protagonista y antagonista se las hacían pasar canutas la una a la otra a base de piruetas en una pista de patinaje. La serie, que de tan mala te podía dejar tieso en la butaca de una subida de azúcar, duró poco más de un año, pero su cabecera regaló a la humanidad una de las canciones más ñoñas y pegadizas de la historia de la televisión. Ni La Casa Azul podría llegar a tales cotas de petarderío por mucho que se esforzase. Intrigado me tenía el título de la serie. ¿Existen variantes cromáticas del dolor muscular? ¿Si en la Península Ibérica nos damos un golpe y nos sale un morado, en Méjico son más finos y les sale un “rosado”? Pues no. Resulta que aquellas agujetas hispanoamericanas equivalen a lo que aquí vendríamos a denominar cordones para patines. Válgame Dios.

Al trapo: pues patines son precisamente lo que necesito ahora mismo, además de una cuerda atada a un burro que vaya tirando de mí, porque de verdad que no puedo dar dos pasos desde que el domingo pasado fuese a echar una partidita de eso que se inventó para que los ejecutivos agresivos descargasen adrenalina a base de tiros, comúnmente llamado paintball. Yo sí que tengo agujetas, pero de las europeas, de las que te dan ganas de meterte en un carro de la compra y que te tiren escaleras abajo a la hora de salir a la calle, por Dios que funcione el ascensor...


A la cocina, por favor


En un contexto de sarna con gusto no pica, las agujetas son lo más parecido a los michelines, las lorzas, los flotadores, la capita de grasa de cerdita que te proteje el perímetro de la cintura pues, de la misma manera que mientras te atiborras de chocolate eres consciente de que te arrepentirás sobre la báscula, en el momento en el que cargado con la metralleta arrancas a correr en cuclillas montaña arriba sabes que de alguna manera acabarás pagando la proeza. ¿Quién me iba a decir a mí que me vería reptando tras un arbusto, ataviado con un chaleco de camuflaje que se iría él solito a la lavadora si tuviera patas y con la cara embadurnada de algo que es cualquier cosa menos hipoalergénico?

Las dos horitas de alborozo entre yerbajos y matojos mientras muy amistosamente nos disparábamos los unos a los otros por la espalda pasaron volando (gracias Saritísima por aprovechar ese momento en el que me quedé sin balas para mostrarme todo tu aprecio, menos mal que no tenías piedras al alcance, que si no...), pero la gracilidad de mis movimientos de cisne lleva ya cuatro días perjudicada, envidia de la Portman que soy, y más desde que ha quedado en evidencia tras la tangana que ha montado su doble en la película de la bailarina loca. Los fuettes ya no me salen como antes, de hecho no soy capaz ni de sentarme en la taza del váter como antes.


Verás mañana cuando te levantes


Es por todo ello, y porque a mí me place, que hoy, que no me siento flex, tengo diversas propuestas de modalidades de deportes de alto riesgo (para el contrincante) que, sin hacernos perder la verticalidad ni deslomarnos vivos, nos ayudarán a exteriorizar esa faceta beligerante que todos tenemos en nuestro interior, todas ellas con nombres muy british, of course.

A saber:

- Naomi’s patalet: Deporte de alto riesgo consistente en derribar a los miembros del equipo contrario a base de lanzarles Blackberrys. Esta modalidad es ideal para ser practicada tanto en interiores como en exteriores, ya que no es necesario tener cobertura. Existe una variante denominada Russell’s enritation, pensada para ser practicada en interiores, concretamente en recepciones de hoteles de cinco estrellas.

- Britney’s apocalypse: Actividad que se divide en dos partes. Tras correr a tus contrincantes a paraguazos se les revienta las ventanillas del coche. Gana el equipo que más ventanillas rompa, que lo celebra pasando con su propio coche por encima de los pies de los vencidos.

- Wynona’s runaway: Cada equipo debe proteger una bandera a la vez que ha de conseguir robar la del equipo contrario además de sus metralletas, relojes y carteras y hacerle creer al juez que lo haces porque te estás preparando un papel para tu próxima película.

- Amy’s what the hell do you have on your head: te cardas el pelo y esperas a que la gente se muera de asco.

Y ya, sin más preámbulo, les dejo con esta joya musical para que salten de sus sillas y bailen desenfrenadamente o salten por la ventana y acaben con su sufrimiento, pero salten ustedes que pueden.