lunes, 15 de noviembre de 2010

Opposition Man

Queridísimos y queridísimas fans y fanas. No por haberse cargado el gobierno un ministerio tan pizpireto como el de igualdad voy a dejar yo de meterle flexión de genero a cualquier término que se me cruce a la hora de pedir disculpas por la falta de actividad bloguera que durante cuatro meses se ha podido apreciar por estos lares. Que nadie se rasgue las vestiduras. No he estado enfermo cual Dama de las Camelias, agonizando por los rincones. Casi que no. Lo que pasa, por prosaico que suene, es que estoy opositando.




¡Contráteme por favor!


De hecho se podría decir que, en mi caso, ser opositor es prácticamente un estado civil. Pero lo que más me fascina y me alucina vecina de esta (sin tilde) aventura opositoril en la que me he metido yo solito, porque a mí me ha placido, es el término oposición en sí. Oposición proviene del latín OPPOSITIO y hace referencia a la acción o efecto de oponerse, es decir, al contraste entre dos cosas contrarias. Por muy redundante que resulte la definición, lo que más me chirría es lo contradictorio del significado etimológico del termino con respecto al significado que nos ocupa. Yo no me opongo a ser funcionario. ¡Si lo estoy deseando! ¿A ver para qué, si no, me he metido en este (también sin tilde) fregao (con síncopa de la consonante oclusiva dental sonora en posición intervocálica)?