sábado, 17 de julio de 2010

Matadme, matadme ya…

…porque no puedo más con este calor. En verano la gente se idiotiza, hace cosas como idolatrar pulpos adivinos o escuchar a Georgie Dann. El decoro se relaja y lo mismo se combina cuadros con rayas que te pegas un hartón de ir por la calle vislumbrando pelillos sobaqueros. Esto en Navidad no pasa. “¡Qué blanco estás!” me esputan en la cara única y exclusivamente en verano, “Y tú qué arrugado, que pareces una puñetera pasa” se merecen que les responda. Ojalá llegase Papa Noël derrapando en su trineo y nos atropellase a todos, a ver de qué narices le iba a servir a nadie parecerse a Gunilla Von Bismarck mientras tres docenas de renos te patean la espalda. Ni el ser un gurú de la moda te garantiza no hacer el más grande de los ridículos dermatológicos, sólo hay que ver las pintas de Valentino o Donatella para que uno se de cuenta de lo mal que le sienta el verano a la gente, aunque el bronceado sea de mentirijilla, que algunos parecen tener ictericia.

Tutankamon y compañía


El verano tiene esas cosillas. Tan pronto agonizas por la salmonella como por otra reposición de Verano Azul. Da igual si enciendes el aire acondicionado del coche, porque el volante quema. Da igual si te embadurnas de body milk, after sun o salsa vinagreta, los talones se te agrietarán igual y se te resbalará todo de las manos. Esto, repito, en Navidad no pasa.





Sencilla a la par que elegante




Las rebajas de enero son mil veces mejores. No hay señoras que se matan a codazos por un refajo en las rebajas de julio, estos espectáculos se tienen que dar con el abrigo puesto y el bolso colgando, porque con chanclas se pierde dramatismo. En invierno damos la bienvenida al año nuevo con promesas del estilo “me pongo a dieta pero ya, en cuanto me acabe todos los turrones que quedan en la despensa” o “dejo de fumar ya mismo, después de la juerga de fin de año, o de los exámenes parciales, o del banquete de la comunión de mi sobrina”, pero en verano el toro nos ha pillado por sorpresa y nos ha levantado por los aires de una corná, con los michelines puestos.



Operación Bikini


Echo de menos el invierno, a Belén Esteban dando las campanadas de año nuevo, los anuncios de juguetes con niños hiperactivos, los discos de villancicos de La Pantoja o Il Divo… también echo de menos ser capaz de escribir algo coherente.